El blockchain, entendida como gran base de datos protegida criptográficamente, se abre a pasos gigantes, también en el mundo del derecho al igual que lo hace en otros campos, y su importancia ya es tal y como lo fue en su momento la Web, el correo electrónico y las redes sociales. Inicialmente se configuró como paradigma y soporte para una criptomoneda (bitcoin), pero dejado atrás ese inicio, su fortaleza abarca ya campos que trascienden lo monetario y se proyectan a los campos de la justicia, la política, la administración etc..
El blockchain consigue, mediante la confianza de la criptografía, eliminar intermediarios y garantizar y proteger todo tipo de intercambios y transacciones, con ello no solo se gana en tiempo y se reducen gastos. Con ello se esperan muchas nuevas aplicaciones eficaces, fáciles de usar por cualquier usuario y, que resuelvan problemas cotidianos de forma rápida.
Como ejemplo, China abrió ya su segundo Tribunal en Beijing basada en el blockchain. Todos estos procedimientos son manejados por los tribunales (ya especializados y formados en blockchain) y están disponibles en línea, desde la presentación de la demanda, las pruebas que se obtienen a través de los sistemas digitales que se verifican con firmas digitales, hasta el anuncio de la sentencia. Todos los abogados con sede en Beijing pueden ingresar en los Juzgados escaneándose la cara, las parte demandante y demandado pueden presentar y formular sus demandas automáticamente y en las audiencias o vistas existe un reconocimiento de voz que reemplaza a los funcionarios. En Suecia, el catastro utiliza el blockchain para almacenar información de transacciones de propiedades. Por su parte aquí en Europa ya existe la Asociación Internacional planificada de CE para aplicaciones Blockchain de confianza que será implantada este año.
Volviendo por tanto a mi anterior post sobre los “Smart contracts” recordamos que son contratos con condiciones autoejecutables que vienen a garantizar acuerdos y transacciones que no se pueden manipular porque están registrados a través de blockchain.
Resumen, hemos traslado la confianza de nuestras transacciones desde un ente humano a un código de confianza.
Alicia Hernández (Abogado)
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